Todos los pueblos tienen sus olores y colores característicos, San Martín de los Andes, huele a rosas y a azados familiares, en otoño es de color jade y perlado en invierno, por la herencia que le otorga el majestuoso Lácar, un importante lago con quien comparte su territorio.
Por: Puppy Castelló Herrera.
En tierra de la provincia de Neuquén, San Martín de los Andes es la ciudad mimada del lago Lácar. Tiene varias vías de acceso, pero la más frecuentada es la Ruta Nacional 234, con sus 171 kilómetros de camino, si haces el viaje partiendo desde Villa La Angostura. La vía circunda una de las naturalezas más impactantes del sur de esta provincia de la Patagonia, la cual atesora paisajes irrepetibles.
Sus calles y avenidas están perfectamente diseñadas y al igual que en otras localidades cercanas, las edificaciones guardan fidelidad al estilo arquitectónico andino, donde la chapa, la madera y la piedra, siempre están presentes en sus construcciones que no alcanzan mucha altura. Muy pocas viviendas utilizan otros materiales en sus techados y de hacerlo, no se ve afectada la armonía del entorno.
Una de las peculiaridades de la localidad, es que abundan las araucarias araucanas, árbol nativo de Chile, y símbolo de la provincia de Neuquén. Crecen en suelo arenoso, alto y en ambientes de baja temperatura; es una especie dioica y los ejemplares hembras son perfectamente identificables de los machos, menos hermosos que los primeros. Es una conífera que se le otorga gran relevancia, debido a que durante siglos, cobijó bajo sus fortísimos penachos de un verde saludable, a los primeros pobladores de esta región y los alimentó con sus frutos. Por su estatura, de hasta 50 metros, son los centinelas del bosque y en este Parque Nacional algunos alcanzan una longevidad de más de 500 años de vida.
Ahora, sin embargo
no por bella te canto,
sino por el racimo
de tu especie,
por tu fruta cerrada,
por tu piñón abierto.
San Martín de los Andes, es un lugar bendito por la mano de Dios, como si esto fuera poco, decenas de vertientes bajan de las montañas tributando los abundantes ríos que irrigan su territorio. Los bosques, estallan en colores de fiesta y perpetuan sus frondosos árboles que trazan los caminos hacia la selva; sorprendentes playas, a orillas de sus lagos, animan a la inmersión y armonisan con el canto de las aves que interrumpen la monotonía del silencio cordillerano. Una invitación al turismo de aventura; un sanador, para quienes buscan paz y un ambiente que motiva a quienes permanen en sus predios, para continuar descubriendo muchas otras propuestas, sugeridas por esta villa de montañas.
CON SABOR LOCAL.
En el mundo de la gastronomía, un establecimiento gana su fama por la historia que atesora; el buen servicio a sus usuarios y la calidad de sus ofertas. Lo otro depende del sabor local que le otorgan sus clientes. El café de “Tío Paco”, el más famoso de San Martín de los Andes, además, resulta emblemático porque logra la magia de la complicidad.
El Paso Lipela, en el lago Lácar, conocido también como Paso de los Contrabandistas se domina en todo su esplendor desde el mirador Bandurria. Sus aguas, matizadas por la gama de azul, muestran a su vera la ciudad, con los encantos de una postal turística. Esta vía lacustre, se ha convertido en lugar histórico debido a diferentes episodios, uno de los más notables lo protagonizó hace 57 años, el tránsito del poeta chileno Pablo Neruda , descollante exponente de la lírica hispana. Durante el trayecto, se hizo acompañar de un pequeño grupo de arrieros que les eran incondicionales . El autor de la inmortal obra “Confieso que he vivido” había salido del poblado de Rauco, junto a la costa del Pacífico, con un pasaporte a nombre de Miguel Angel Asturia, poeta y novelista guatemalteco, para ocultar su identidad. Permaneció dos semanas en esta población, que lo acogió afable y donde dejó amigos que lo protegieron durante su estancia en San Martín de los Andes.
MAS CERCA DEL CIELO, MAS CERCA DE DIOS.
El Cerro Chapelco ubica al centro de sky de San Martín de los Andes, en el cordón montañoso que se extiende por 43 kilómetros de largo y corre paralelo a la Cordillera de los Andes. Inicié el ascenso con Caletti al volante acompañados de una intermitente llovizna. Después, los primeros copos, nos convencieron del avance del otoño y montaña arriba comenzamos a sentir frío. Luego, alcanzamos 1 600 metros de altitud, que nos acercaron a la plataforma intermedia del centro de ski. En esta época, son preparadas las diferentes pistas para recibir a los miles de esquiadores que eligen a San Martín de los Andes para desafiar las montañas y enfrentar la aventuras entre la nieve.
En la geografía argentina abundan las formaciones volcánicas esparcidas a lo largo de la Cordillera de los Andes, y aunque en su mayoría permanecen “dormidos” desde hace miles de años, continuan atrayendo la curiosidad de los turistas. Entre los más notables por su altitud y los mitos que han despertado se encuentran: El Bonete y el Pissis que se señorean en la Rioja; el Llullaillaco en Salta, con su mítica leyenda de montaña sagrada; el Tres Cruces, en Catamarca y en San Martín de los Andes, el Lanín, con sus 3776 metros sobre el nivel del mar. Impresionante, recrea su cráter cubierto por hielos glaciarios y aunque no ha tenido actividad desde hace más de mil años, varios kilómetros antes de llegar a su base, se puede observar las secuelas de la lava que en otros tiempos incendiara el paisaje y lo dejara alfombrado del magma que arrojara su cráter.
Quienes se animan a emprender el ascenso de un volcán, lo hacen por algunos de estos motivos: Motivados por la aventura de enfrentar lo desconocido y descubrir lo que encierra; también por medir sus posibilidades físicas y convertirse en vencedor; inclinados hacia el disfrute de otra perspectiva de la naturaleza y muchas veces movidos por un sentimiento de osadía, latente en la mayoría de los humanos.
Esto explica, que al Lanín lo visiten anualmente centenares de vacacionistas acompañados por guías certificados y con larga experiencia en esta profesión, en una empresa que brinda sus servicios en el Parque Nacional. Ellos, con paso seguro lo hacen cómplice del misterio y las leyendas de este volcán, que en su soledad de siglos continua custodiando su territorio.
Esto explica, que al Lanín lo visiten anualmente centenares de vacacionistas acompañados por guías certificados y con larga experiencia en esta profesión, en una empresa que brinda sus servicios en el Parque Nacional. Ellos, con paso seguro lo hacen cómplice del misterio y las leyendas de este volcán, que en su soledad de siglos continua custodiando su territorio.
PUPPY CASTELLÓ HERRERA , periodista y fotoreportera cubana de Tribuna de La Habana www.tribuna.co.cu/ y Centro de Información de la Prensa ( CIP ). www.cubahora.co.cu/
El Habanero www.elhabanero.cubaweb.cu/ Semanario Financiero, Comercial y Turístico de Cuba www.opciones.cu/ Revista Mar y Pesca www.cubamar.cu/marpesca/ Sendas la Revista de Transporte de Cuba www.sendasweb.cu/, entre otros medios.
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