RIO GALLEGOS UNA CIUDAD MUSEO
Texto y Fotos: Puppy Castelló Herrera
Río Gallegos, es la capital de la provincia de Santa Cruz. Su mapa la ubica a orillas del estuario de su nombre, donde el mar argentino y el río se confabulan y comparten sus secretos más íntimos en el frío lecho de la patagonia austral, para luego, verter sus aguas en el Atlántico Sur.
La ciudad portuaria de Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, fue fundada en 1885, a orillas del río homónimo; su mapa está situado en el extremo continental Sudamericano y aunque es un territorio que puede recorrerse en corto tiempo, su magia consiste en las propuestas que va develando a la vuelta de cada recodo del camino. Si te animas a emprender el viaje, vas descubriendo su historia, cimentada en un pasado aborigen, forjada entre la nostalgia y el duro trabajo de emigrantes, que llegaron sedientos de aventura y con deseos de crearse un futuro próspero. Muchos quedaron atrapados para siempre, en esta naturaleza que compensa los efectos de sus bajas temperaturas, con el regalo de una diversidad de flora y fauna conjugada con un paisaje poco común, que despierta el interés del visitante .La terminal aérea internacional de Río Gallegos, está situada a escasos kilómetros del centro de la ciudad , opera diariamenete con un intenso servicio de aterrizajes y despegues de naves de todos los portes, y esa actividad obedece a su condición de aeropuerto base, o de visita obligada, con salidas hacia otros destinos nacionales e internacionales. Durante todo el año, recibe naves, muchas de ellas, pertenecientes a Aerolíneas Argentinas, que continúan vuelo a la Antártida y las que se dirigen hacia Nueva Zelandia y Australia.
La población de Río Gallegos, recibe al visitante con tanta amabilidad, que muchos turistas se mueven en este circuito sin contar con detallada información previa a su arribo. El lugareño, tras encontrarse con un foráneo, seguido del saludo, le habla con orgullo del museo de los “pioneros” a la vez que lo motiva para que conozcan este emblématico sitio. Pone tanto énfasis en sus descripciones, que no difiere del más aguzado de los guías locales.
El museo de los Pioneros, en pleno centro capitalino, es el punto de partida hacia otros sectores turísticos de Gallegos. Su linaje se lo otorga el vínculo actual, con sucesos del siglo XIX, en que en condición modular llegó a esta tierra, a bordo de uno de aquellos barcos que procedentes de Inglaterra, arribaban a puerto en operaciones comerciales. También, por haber trascendido hasta nuestros días, con ese calor de hogar, entretegido a las generaciones de familias emigrantes que la habitaron en diferentes épocas.
Para que no hayan dudas de su autenticidad, se muestran indelebles en algunas de sus maderas interiores, las iniciales que corresponden a una sociedad ganadera de la época y ese estigma es una prueba fehaciente de su origen y su antigüedad. Abundantes testimonios de los fundadores de Río Gallegos, cuidadosamente conservados, y las fotos que se exhiben en esta reliquia museable, dan fe de la autenticidad de la fecha de su edificación.
Otro dato importante es el que aporta el trazado de Río Gallegos, realizado en 1900. La orientación que presenta la casita, unido a otros datos estructurales de la misma, arrojan elementos inequívocos para confirmar que la vivienda cobijó a los primeros aventureros emigrantes asentados en este suelo. El museo atesora una galería de fotos de las personas que la han ido habitando en diferentes tiempos; cada uno de esos rostros, más que una imagen, están acompañados de su inseparable historia, la cual ha trascendido en los objetos que se exhiben en sus seis salas temáticas. Durante el recorrido, se advierte que la hermosa casa tiene vida e irradia calor de hogar que se va alimentando con la presencia de cada visitante.
MUCHO MAS QUE VER
La ciudad de Río Gallegos, cuenta con otros museos que resultan imperdibles, como sucede con el de Arte Eduardo Minnicelli radicado en un edificio declarado Monumento Histórico. Tiene la suerte de ser la primera institución de este tipo en la provincia con las características de no solo exponer, sino cumplir función educativa. Atesora obras de artistas locales y regionales que van aproximando a sus gestores hacia la meta de: Sentar las bases culturales de Río Gallegos, a través de sus creadores, además, de estimular esos valores en la actual y futuras generaciones.
Estos no son los únicos museos con que cuenta la ciudad, merece un espacio hablar del Regional Padre Manuel Jesús Molina, un sacerdote que dedicó más de cuatro décadas de su vida a estudios paleontológicos . Fue un ferviente promotor de la creación de un museo de Ciencias Naturales e Historia para la provincia santacruceña y su sueño, se hizo realidad. Hoy el museo ostenta todo un acervo conformado por las muestras de las investigaciones del padre Molina, también de los artistas regionales y producto de las generosas donaciones personales de vecinos de la provincia Santa Cruz, y de otras localidades del país.
Los reptiles ocupan la sala, donde se exhibe las réplicas de dinosaurios en su plena madurez , y en las diferentes vitrinas, se pueden apreciar muestras fósiles de la fauna que poblaba la tierra en sus diferentes edades halladas en la región austral argentina. Para los interesados en temas geológicos, antropológicos y arqueológicos, este museo es el lugar de referencia, pues dispone, además, de una bien habilitada biblioteca especializada con más de 5 mil ejemplares y una Sala Interactiva de Ciencias, que apoya la labor de investigadores y estudiantes de las diferentes esferas en esta dirección.
Destacables museos perpetuan la historia de esta ciudad y cuidan de su patrimonio, entre los que se destacan el museo Ferroviario, que revive los tiempos en que se inauguró el Ramal Ferro Industrial y habla del esfuerzo de sus trabajadores para recuperar la locomotora que exponen en una de sus áreas; el de la Prefectura Naval Argentina, es otro de los museos que ubicado de cara al mar, señala la trayectoria de la náutica en la región; uno de los más recientes, es el de las Islas Malvinas Argentinas, éste dispone de tres salas que muestran vivencias del suceso bélico a través de imágenes fotográficas, cuenta con videoteca, y los testimonios de veteranos de aquella guerra, donde valiosos soldados argentinos dejaron sus vidas.
VALORES ARQUITECTONICOS
Como todo pueblo que creció sobre los hombros de inmigrantes tiene mucho de nostálgico y en los atardeceres, bajo los rayos del tímido sol, resplandece el Cruceiro Gallego, una conmovedora cruz que se empina en sus seis metros de altura, interpretado en granito salvaje de galicia en memoria de los pioneros gallegos que emigraron a estas tierras. Otro monumento fue depositado en este suelo en fecha de cumplirse el Centenario de la Infantería de Marina e inmortaliza al Piloto de la Fuerza Aérea, y honra a los caídos en la contienda librada en Islas Malvina.
Algunos conjuntos arquitectónicos, rinden homenaje a los mártires locales y numerosas tarjas y obeliscos recuerdan sucesos y gestas patrias en esta ciudad que no los olvida. No falta el monumento que hace alusión al Centenario de la Ciudad, con una estructura semejando la proa del Vapor Transporte Villarino, el cual trajo los elementos para la construcción de la prefectura de Río Gallegos. La obra, exhibe frisos que representan a los aborígenes tehuelches y como antonomacia, el progreso de la ciencia. El centenario del inicio de la evangelización en tierra patagónica está representado por una estatua de San Juan Bosco. Desde lo alto de su pedestal, el santo patrono de esta región sureña argentina, parece dominar la ciudad y bendecir a su población que tanto lo venera.
UN INTERESANTE ECOSISTEMA
El territorio de Río Gallegos, al igual que casi toda la región patagónica está irrigada por abundantes ríos, los cuales garantizan la pesca de la trucha en todas sus modalidades, una actividad que atrae a deportistas y turistas nacionales y extranjeros participantes de esa práctica. Otros, se encaminan hacia los atractivos faunísticos que este destino les proporciona como es la excursión a Cabo Vírgenes.
Bañado por las aguas del Mar Argentino, en el último reducto del territorio continental sudamericano, encuentra su hábitat, una población de pingüinos magallánicos de más de 500.000 ejemplares . Estas pintorescas aves adornan a Cabo Vírgenes con su erguida postura y como elegantes anfitriones, esperan con su vestuario de gala la visita de los curiosos turistas que amistosos les brindan unas horas de compañía .
Hacia un lado, envuelto en el misterio, el faro Cabo Vírgenes, la luz del mar, que se levanta en su soledad centenaria, para señalar el Estrecho de Magallanes. Ultimo centinela que despide a las naves cuando ponen rumbo hacia otros derroteros y el primero en recibirlas con sus destellos, al retornar, luego, a su puerto de origen. Los amantes de un ambiente bucólico disfrutarán de visitas a las estancias cercanas, dedicadas a la producción lanar. Tradición familiar que vienen desarrollando los descendientes de los iniciados en este oficio, los cuales, en épocas pasadas poblaron estas tierras, que los acogieron como a sus propios hijos.Un vistoso panorama lo protagonizan las bandadas de aves endémicas que comparten su festín con las migratorias, hermanadas, posadas sobre el estuario del Río Gallegos, a lo largo del Paseo Costero encuentran alimento, un lugar para empollar sus huevos y el necesario descanso. Así, el Ostrero Austral, el Cormorán Imperial junto al Gaviotín Sudamericano, acompañados de toda la variedad de las populares aves playeras, forman un inquieto arcoiris que revolotea bajo los rayos del sol.
ALGO MÁS PARA VER
No es posible abandonar Río Gallegos, sin antes conocer, el otro lado de su geografía. A 63 kilómetros del centro de la ciudad, sorprende un paisaje de estepa, donde encontramos la formación geológica que identifica el distrito volcánico Pali Aike. Numerosas formaciones volcánicas circunvalan la Laguna Azul, como un trofeo atesorado en medio de un paisaje lunar. El cráter de un volcán extinguido, le sirve de reservorio con profundidades en algunas zonas, imposible de determinar. Sus aguas, se adueñan del color del cielo y según el tiempo, llegan a tornarse de matices tenebrosos.
Desandando el camino, por la Ruta Nacional No 3, la presencia de abundantes ejemplares de la fauna de estepa nos animó a detenernos para tomarles fotos. Una familia de guanacos de seis integrantes posó para nosotros durante unos segundos, después a gran velocidad fue perdiéndose en línea recta por entre el paisaje estepario. Transitando hacia el puerto, a menudo se ven pescadores aventurándose en la captura de un pejerrey o en espera de que pique un apetecible róbalo. A veces, la suerte los acompañan y retornan a sus casas con algunas palometas de buen peso.
Hacia el horizonte se perfila Puerto Loyola, y su muelle de aguas profundas, con su trayectoria de enclave marítimo, que creció con un ejército de emigrantes. Hoy esta instalación, continúa siendo la más importante de la región, buques de diferentes banderas transportan las cargas de hidrocarburos, el carbón extraído de las minas de Río Turbio y se embarcan, además, los productos congelados hacia puertos europeos y otras latitudes.
Así es Río Gallegos, una ciudad pequeña, próspera, un destino turístico diferente, con una rica historia cimentada en el pasado, que sus pobladores alimentan y la magia del tiempo va enriqueciendo paso a paso.
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